Ir al contenido principal

Dicen que son las noches

Dicen que son las noches.
Pasos rebotando entre paredes.
Abrigos volando como faldas.
Las estrellas.

Dicen que son las noches.
Dos claveles rojos desnudos sobre un charco
Cristales fríos empañados de sudor.
Luces largas.

Dicen que son las noches.
Abrazos ocultos como besos.
Condones tras pasodobles.
Luces negras.

Dicen que son las noches.
Albergues en vaginas.
Semáforos de lluvia en el agua.
Jazz y aceite.

Dicen que son las noches.
Lunas de pan con miel.
Una última copa de aliento.
Flores malvas.

Dicen que son las noches.
Tejados y terrazas.
Sábanas de polvo.
Luego calma.

Dicen que son las noches.
Almohadas de claveles.
Puertas entornadas de par en par.
Luego, el alba.

Dicen que son las noches.
Después sólo que un clavel.
Llantos y gracias.
Luego nada.

Dicen que son las noches.
Amor de doce a siete.
Mono de endorfinas.
Luces blancas.

Dicen que son las noches.
Claveles que buscan claveles.
Besos de agua salada.
Luces malvas.

Dicen que son las noches.
Sábanas de polvo.
Albergues en pieles.
Entornadas.

Dicen que son las noches
dos claveles,
una puerta,
y una cama.

Dicen que son las noches
lluvia y luces.
Cunas para flores
con mañana.

Fotografía de KeanuKeen en Pixabay


Comentarios

Popular Posts

Flores en el asfalto

Hay personas que duelen  de lo que alivian que matan las nubes de tormenta que apartan las aguas negras; esas con hábito de vorágines que nunca cesan. Hay personas que devuelven el brillo al alma el edén al fruto la esencia a la esencia y la enrutan y la soterran para que crezca justo así en vertical para que seas  como la flor que brota del asfalto como el pájaro que descansa en la catenaria como la pausa de paz en el bombardeo; para que seas. Hay personas que habitan  tu piel y te dejan la suya; que apartan la ciudad y, en sus escombros, te encuentran. Ojalá vivir más  en esas personas dolorosas devolvedoras, habitantes y encontrosas. Ojalá vivir más en quien ama con belleza Ojalá vivir más y que el más que viva sea con ellas. Modificación de una imagen de PhilippLE  en Pixabay Dedicado a La Tribu de los Idos, especialmente a Esther, Leyre, Sara, Karina y Buda  de ©Shathu Entayla

Follar para desnudarse

Follar siempre al menos una vez al menos desnudarnos una vez del todo para poder hablar, sobre-todo. Si te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú. Si ya te he desnudado y me has desnudado los complejos se quedan en la ropa y las excusas, líquidas, sobre la cama y de los quejidos sólo se oyen ya los ecos de los orgasmos y se ha disuelto el miedo hasta la ternura del abrazo. Si ya te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú y seguiremos desnudos al volver a vestirnos. Follar siempre al menos una vez para desnudarse una vez una última vez para nunca tener que volver a vestirnos. Imagen de mopiaoyao  en Pixabay  de ©Shathu Entayla

Oración al cansancio

Para poner en pausa el reloj de la máquina  y despertar con dulzura al espíritu. Para sentir el placer que da el tiempo sin cronómetro  el tiempo sin destino; el vivir en sí mismo. Para apreciar los minutos y sus segundos el continuo sin discretos y el corazón que nunca paró de latir. Para honrar al cansancio (¡oh cansancio!) que nos permite contemplar en vez de hacer; que nos permite sentir en vez de evitarnos; que nos permite jugar en vez de optimizar. Para que el tiempo sin sentido, dé sentido. Para no caer en la tentación  de darle uno. Para parar para sentir para apreciar para contemplar para jugar. Ahora oro para que el tiempo sólo sea tiempo. Kha feijôl. Imagen de Ola Dapo  en Pexels  de ©Shathu Entayla