Ir al contenido principal

La veleta quieta

He puesto ya muchos pasos en este sendero.

Tantos que se han borrado mis huellas.

Y cuando grito de rabia buscando con la voz una veleta que me diga hacia dónde va el viento, la veleta me contesta que no sabe qué es el viento. Y es una veleta.

Y sigo andando por un sendero doloroso. Sin más que piedras afiladas. Voy llorando la sangre de mis pies. Esperando y deseando que ese camino sea el correcto. Pues al caer en una de esas piedras una vez, me quedé sin ojos, y tengo que guiarme por lo que escucho y por lo que toco.

Pero nadie me asegura que vaya a haber nada al otro lado del sendero. O, al menos, nadie me asegura que vaya a llegar a salvo, y recuperar los ojos. Nadie impide que me ahogue en el mar de mi subconsciente y que cuando rebose de agua, caiga por mis ojos junto con la sangre de mis pies.
Nadie puede impedir que me ahogue. Y hay que aprender a vivir ahogado, herido y sin ojos. Y, al final, puedes acostumbrarte. Un poco. Pero hay ocasiones en las que me gustaría que la veleta me dijese dónde va el viento, en vez de decirme que no sabe qué es el viento.

En ese sendero no hay señales para guiarme. En el mar no hay boyas donde agarrarme.

Y da miedo.

Y mucho más saber que tienes que recorrerlo sólo.

Porque en realidad no es que la veleta no sepa qué es el viento. Es una veleta. Sino que no entiende qué le pregunto cuando grito de rabia buscándola con la voz.

Ni el sendero ni el mar terminan.

Aunque sé que lo harán.

Pero a veces me canso de andar y de nadar. A veces. Muchas veces. Demasiadas veces.

Y para eso me vendría bien una veleta que supiese qué es el viento. Porque es una veleta.

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot