No voy a decir obviedades, es absurdo y no sirven para nada. Quizá mi propia opinión sea obvia, pero es algo que comparte todo el mundo, puesto que las cosas sólo son obvias para quien las dice, ¿obvio, no?
Lo bonito es que quien las escucha, las lee, las siente, no cree que eso sea obvio, porque nadie sabe el porqué. "¿Por qué?" Las dos palabras más poderosas de la oratoria. Las que piden una razón. Una vía de escape de la obviedad. Son las palabras que pueden construir o destruir, al instante o en mucho tiempo, todas las cosas a la vez. Es la ejecutora de nuestro pensamientos, problemas, obsesiones, actitudes,... Puede haber un problema, pero sin esa pregunta, no se verá. Alguien muy sabio dijo que la formulación del problema es más importante que la solución.
Pero el porqué tiene un precio. A veces efímero y sin importancia, y otras decisivo e imparable. Esas dos palabras son el enclave final de una sentencia. Las que dictan una cosa o lo contrario.
Sin embargo, seamos sinceros, ¿quién no ha querido nunca no saber un porqué, porque no le hacía falta, o porque no quería sufrir? O, ¿quién no ha pensado tanto en algo que ha perdido la noción del problema?
El porqué es también un acertijo, irresoluble, por tanto, vano (ya empiezo con obviedades).
Sólo la gente que utiliza más las palabras, "perdón", "lo siento", "de acuerdo", "te admiro", "te quiero", "te amo",... puede ser feliz. Sólo esa gente sabe lo que es sentir y vivir.
Es cierto, ninguna de esas palabras es más fuerte que el porqué, puesto que puede con TODAS, pero la diferencia es que las palabras que se quedan en la memoria son esas, y no el porqué.
Vive y deja vivir. Plantéate las cosas en su justa medida. Disfruta de tus momentos mágicos, que hay muchos. Y procura utilizar más palabras que puedas recordar el resto de tu vida. No merece la pena recordar porqué un pensamiento te arrebató lo que querías, cuando PENSABAS tenerlo. No merece la pena pensar sin sentir y no merece la pena vivir sin amar. Improvisa, no dejes que la obviedad marque tu vida. La improvisación se improvisa y la obviedad se planifica.
Sé feliz, es lo único que puedes ser. Si no lo eres es porque no te lo crees. No te preguntes porqué, simplemente, hazte feliz. Aunque la niebla sea densa, siempre se disipa. Siempre.
Lo bonito es que quien las escucha, las lee, las siente, no cree que eso sea obvio, porque nadie sabe el porqué. "¿Por qué?" Las dos palabras más poderosas de la oratoria. Las que piden una razón. Una vía de escape de la obviedad. Son las palabras que pueden construir o destruir, al instante o en mucho tiempo, todas las cosas a la vez. Es la ejecutora de nuestro pensamientos, problemas, obsesiones, actitudes,... Puede haber un problema, pero sin esa pregunta, no se verá. Alguien muy sabio dijo que la formulación del problema es más importante que la solución.
Pero el porqué tiene un precio. A veces efímero y sin importancia, y otras decisivo e imparable. Esas dos palabras son el enclave final de una sentencia. Las que dictan una cosa o lo contrario.
Sin embargo, seamos sinceros, ¿quién no ha querido nunca no saber un porqué, porque no le hacía falta, o porque no quería sufrir? O, ¿quién no ha pensado tanto en algo que ha perdido la noción del problema?
El porqué es también un acertijo, irresoluble, por tanto, vano (ya empiezo con obviedades).
Sólo la gente que utiliza más las palabras, "perdón", "lo siento", "de acuerdo", "te admiro", "te quiero", "te amo",... puede ser feliz. Sólo esa gente sabe lo que es sentir y vivir.
Es cierto, ninguna de esas palabras es más fuerte que el porqué, puesto que puede con TODAS, pero la diferencia es que las palabras que se quedan en la memoria son esas, y no el porqué.
Vive y deja vivir. Plantéate las cosas en su justa medida. Disfruta de tus momentos mágicos, que hay muchos. Y procura utilizar más palabras que puedas recordar el resto de tu vida. No merece la pena recordar porqué un pensamiento te arrebató lo que querías, cuando PENSABAS tenerlo. No merece la pena pensar sin sentir y no merece la pena vivir sin amar. Improvisa, no dejes que la obviedad marque tu vida. La improvisación se improvisa y la obviedad se planifica.
Sé feliz, es lo único que puedes ser. Si no lo eres es porque no te lo crees. No te preguntes porqué, simplemente, hazte feliz. Aunque la niebla sea densa, siempre se disipa. Siempre.
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