Ir al contenido principal

Ángel de la Guarda

Ángel.
Te escribe un simple mortal
desde una basta tierra
en loca tempestad.

Eres el Ángel caído
del cielo que yo deseaba ver.
Eres mi Ángel de la guarda.

"Érase un cielo negro
hace mucho tiempo.
Cuando no había nada más,
nada más que tierra y mar

Esa llanura negra
era muy espesa
y el océano, oscuro
era un límite, un muro.

Yo, su único habitante
caminaba incesante
por mi alma, la tierra inerte
entre el arduo mar, mi mente.

La pleamar rebosó,
sin previo aviso, a un son
rápido, recio e irascible
que ahogó a un pez solo, sensible.

A punto de morir
roto en un sinvivir
Se vio la primera estrella.
Arribó la estrella en tierra.

La pleamar sucumbió.
La estrella regresó.
El habitante inconsciente
escuchó estas palabras:

<< El mar del que provienes
no es mas que una carga.
La tierra de donde vienes.
Es tu única arma.

Soy la estrella de tu cielo
y la que te salva.
Soy tu nuevo consuelo
tu Ángel de la Guarda.

Cada vez que me preguntes
verás una montaña
que te alejará del mar
y te acercará a tu alma.

No tendrás respuesta
pero verás hazañas
Se alzará una escalera
desde la montaña.

Cuando no preguntes
y veas la esperanza
serás un estrella.
Ten templanza.

Cuando llegues al cielo
que te aguarda
yo seré tu guía:
tu Ángel de la guarda >>"

8º Tributo... al ALMA sobre la MENTE
(Dedicado a alguien Sol@ en su Luna: "Gracias")

Comentarios

Popular Posts

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...

Recuerdos como noches

Cuando la noche se asienta, cuando el día se termina, cercan los horizontes de mis ojos los recuerdos. Esos que veo junto a la estela de mis pasos. Cuando la noche se asienta y su silencio se posa afloran pensamientos en mi mente: los recuerdos  a los que temo. Junto a la estela de mis pasos. Porque mis recuerdos se me aferran como a la piel, cicatrices, como a la retina, luz como al esperar, el tiempo. Puede ser que sean bellos esos recuerdos. Aún me inquietan. Hay carcasas bellas con adentros feos. Porque mis recuerdos se me aferran como la corriente al nervio, como la mano al puñal, como el párpado a lo visto. Y sé bien perderme en ellos —en los recuerdos que son veneno— incluso más que en todos mis pasos mismos. Imagen hecha con Leonardo AI  de ©Shathu Entayla

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla