Ir al contenido principal

Diez Segundos

Aún lo veo.
Aún lo siento.
Cada palabra era ignorada.
Cada palabra era ignorada.

Mientras, poco a poco
las caricias brotaban
y brotaban.
Se quedaban.

Poco a poco
mis oídos sólo oían
unos dedos
acariciándome la mejilla

Poco a poco
me quería
la quería
mas no creía
lo que hacía

Tras terminar una tortura
vino una muerte.
Tras terminar de hablar
nubló mi mente.
Me besó.

Inocente y neófito
me bloqueé.
Inocente y neófito
me negué.

Me negué a creerlo.
Me negué a aceptarlo.
Se empeñó en creerme
Se empeñó en aceptarme

La seguí
Bailamos.
La tuve a mi lado
Al lado
Ante mi.
Toda una noche.
Una noche
De diez segundos.

Se fue..
Inocente e incrédulo
me bloqueé.
Inocente e incrédulo
me marché.

Recordando su beso:
Palpando mis labios
para recordarlo.
Llorando sin motivo
e inmortalizarlo.

Mágico. Único
Irrepetible. Insostenible.
Latente. Inconfundible.
Memorable. Inaudible
Sí, calificable
pero inexpresable.

La eternidad efímera
de mi vida en verso
Sucumbió en tu beso.

Verso a verso.
Voy aprendiendo
a recordar el momento
y a no perderlos.
Diez segundos eternos.

Donde ni el sol era luna
ni la calma, lluvia
Y un beso fue amor.

Donde ni el día era claro
ni el atardecer, ocaso.
Y un beso fue amor.

Donde dos pares de labios
fueron el hervor
que encendió una vela
en un nuevo corazón.

Una dulce cicatriz.
Un momento feliz.
La mayor experiencia.
que jamás sentí

Diez segundos, princesa
diez segundos por tí.

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot