Ir al contenido principal

Carta a una buena amiga

Ya has leído este poema, pero me gustaría hacerte mención en mi blog, y aqui lo subo.
Dedicado a una buena amiga, que es una de las personas más importantes que han pasado por mi vida...=) ;) 

Muchas gracias por todo
amor, cielo, tesoro,
ferviente amiga de oro
que me sonríe a su modo:

Fuerte y cálido afecto
que tiene un buen efecto:
que hasta el menor defecto
es señal de "¡Te acepto!"

Emoción, atracción,
risas y una canción
me llenan de pasión
y euforia el corazón.

Porque me has demostrado
que a ti te he importado
y me siento halagado
de ser por ti llamado.

Porque me has convocado.
Porque me has infectado.
Con amistad hechizado
y feliz te he añorado.

Espero estar contigo
entre amiga y amigo.
Solo por ti he sido
realmente agradecido.

Tú me has hecho volar
y con tactos hallar
mayor felicidad
entre juego y amistad.

No sé si para ti
tan importante fui
pero sepas: ¡Para mí
siempre serás así!

Esta carta te escribo.
¡Que la leas te pido!
Que no hay mejor castigo
que ser siempre tu amigo.

Solo tengo una cosa más que decir: "¡MIAU!" XD




de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot