Ir al contenido principal

Carne de fruta

Dame tus manos de dulce de leche
que guardas a buen recaudo en tus bolsillos.
Deja que vuelen libres.
Deja que te baje los bolsillos.
Todos los bolsillos.
Hasta que solamente quede un lugar de ti
donde puedes guardar lo íntimo.

Dame tus manos de dulce de uva
que guardas con mucho cuidado entre mi espalda.
Deja que fluyan libres.
Deja que te bajen por la espalda
todas tus espaldas.
Hasta que te quedes tumbada en esta cama
donde puedas dejar lo íntimo.

Dame tus manos de dulce de mango
que agarras a buen recaudo en mis caderas.
Deja que agarren libres.
Deja que ellas digan lo que quieran.
Todo lo que quieran.
Hasta que cantes a los placeres antiguos
donde escribas tu amor más íntimo.

Dame tus manos dulces de cacao
que guardas en las heridas de la espalda.
Deja que arañen libres.
Deja sudor, sangre y lo que seas.
Todo lo que seas.
Hasta que en tu cuerpo se derrita y ebulla;
donde hagas tierno lo que es íntimo.

Dame tus manos lacias. Tiernas. Dulces.
Que dejes rendidas marcando el colchón.
Deja que me amen libres.
Deja dar las caricias a ellas
No más que caricias.
Hasta que te duermas en los restos de la fruta
donde sueñes sin sed lo íntimo.


 de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Flores en el asfalto

Hay personas que duelen  de lo que alivian que matan las nubes de tormenta que apartan las aguas negras; esas con hábito de vorágines que nunca cesan. Hay personas que devuelven el brillo al alma el edén al fruto la esencia a la esencia y la enrutan y la soterran para que crezca justo así en vertical para que seas  como la flor que brota del asfalto como el pájaro que descansa en la catenaria como la pausa de paz en el bombardeo; para que seas. Hay personas que habitan  tu piel y te dejan la suya; que apartan la ciudad y, en sus escombros, te encuentran. Ojalá vivir más  en esas personas dolorosas devolvedoras, habitantes y encontrosas. Ojalá vivir más en quien ama con belleza Ojalá vivir más y que el más que viva sea con ellas. Modificación de una imagen de PhilippLE  en Pixabay Dedicado a La Tribu de los Idos, especialmente a Esther, Leyre, Sara, Karina y Buda  de ©Shathu Entayla

Follar para desnudarse

Follar siempre al menos una vez al menos desnudarnos una vez del todo para poder hablar, sobre-todo. Si te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú. Si ya te he desnudado y me has desnudado los complejos se quedan en la ropa y las excusas, líquidas, sobre la cama y de los quejidos sólo se oyen ya los ecos de los orgasmos y se ha disuelto el miedo hasta la ternura del abrazo. Si ya te he desnudado y me has desnudado al menos una vez ya nada es tabú y seguiremos desnudos al volver a vestirnos. Follar siempre al menos una vez para desnudarse una vez una última vez para nunca tener que volver a vestirnos. Imagen de mopiaoyao  en Pixabay  de ©Shathu Entayla

Oración al cansancio

Para poner en pausa el reloj de la máquina  y despertar con dulzura al espíritu. Para sentir el placer que da el tiempo sin cronómetro  el tiempo sin destino; el vivir en sí mismo. Para apreciar los minutos y sus segundos el continuo sin discretos y el corazón que nunca paró de latir. Para honrar al cansancio (¡oh cansancio!) que nos permite contemplar en vez de hacer; que nos permite sentir en vez de evitarnos; que nos permite jugar en vez de optimizar. Para que el tiempo sin sentido, dé sentido. Para no caer en la tentación  de darle uno. Para parar para sentir para apreciar para contemplar para jugar. Ahora oro para que el tiempo sólo sea tiempo. Kha feijôl. Imagen de Ola Dapo  en Pexels  de ©Shathu Entayla