Ir al contenido principal

Otra vez.

A veces cuando miro al cielo, al atardecer, me parece que es el sol estrellándose sobre la superficie de la Tierra, empezando el fin. Pero, simplemente, es el final del día. Otro más.

Algún avión pasa sobre el eco en forma de un halo blanquiamarillo que aleja al Sol en el horizonte. Parecen a ratos naves espaciales huyendo, o asteroides penetrando en la atmósfera. Las nubes se apagan y se hacen negras aunque la noche no ha llegado aún. Y el viento parece el heraldo del sueño final de la Tierra. Pero solo es otro día más.

De vez en cuando, pasan unos chavales botando con vigor un balón de fútbol sobre el asfalto. Cada bote suena a explosión, cuyo eco rebota entre los edificios. Miro todo como mi último día en la Tierra. Aunque solo es uno más.

Siento que mañana no voy a despertarme. Siento que voy a morir en sueños otra vez, pero que esta vez no voy a despertarme. A veces me quedo congelado viendo el paisaje. No es que me embobe con él, ni entre pensamientos de muerte. Si no que me congelo. Como si mi corazón se parase hasta que algo en mi vientre, en mi voluntad, me está diciendo: "ama la vida" y la amo un instante.

Y amo todo. Hasta el fin. Amo hasta al Sol destruyendo mi hogar azul. Las explosiones. Los gritos de guerras que no he vivido pero que, sin saber porqué me viven a mí. Todo en ese instante que sucede al de congelación. Y luego, nada.

Presente sin presencia. Miradas furtivas y anhelantes al horizonte, deseando ser una llama más del plasma del sol sobre el destino de la Tierra a la que quiero. Pero no es nada. Es silencio. Sensación de muerte en vida. Mortazgo. Imágenes de Dios con un coma etílico. Pesadillas y sueños felices que parecen reales. Ensoñaciones en vigilia que parecen sueños. Y yo, en medio del sol de mi propio pensamiento, de los sueños. En medio.

Como si no pintase nada. Como si yo no fuese necesario para mí mismo. Como un niño que naciera ya con consciencia. Perdido. Obtuso. Perdido. Como un sumidero donde se pierde el alma. Como la noche que cae. Otra vez más. La sensación de bucle.
Bucle 
 bucle                                     
bucle 
                                    infinito
de nada.

Solo pasos negros.
Que borran el camino y así mismos.

Y no llevan 
a ninguna parte.




de ©Shathu Entayla

Comentarios

Popular Posts

Para la gente a la que beses

Hay gente  que necesitas besar  muchas veces  porque el fin de un beso es  siempre  el principio de otro  que aún no ha venido. Hay gente que necesitas besar  muchas veces porque cada beso es siempre como estar en casa y ser querido. Hay gente que la besas y no vuelve (pocas veces). Pero dentro de ti es siempre un recuerdo vívido de haber vivido. Hay gente que la besas y no vuelve muchas veces y duele ver, porque es siempre ver al otro yendo a otros caminos. Hay gente  que la besas, te arrepientes y así siempre, muchas, o una sola vez. Siempre, y aunque no después, besar se quiso. Hay gente que la besas y no vuelve para siempre porque el mismo tiempo es siempre quien os ha llevado  hacia el olvido. Hay gente  que la besas y sí vuelve muchas veces, y despierta algo que es siempre algo que aun dormido era cariño. Hay gente que no besas y sí vuelve muchas veces, y se queda porque es siempre amor, aun siendo otro que el del inicio. Hay gente que la besas y sí vuelve. Pero, a veces. Y lo in

Valiente

Lo soy porque doy  significados raros a mis besos, porque amo raro y abrazo raro pero bello. Y algo ves en mí que te libera. Algo de esa extrañeza. Y te asombra tu comodidad, la facilidad, y mi franqueza. Y por eso me dices valiente. Me llamas valiente. Me lo llamas con ojos valerosos y me miras contagiada de esa valentía y con ganas de cambiar su propia vida. Me lo llamas con ojos hambrientos de lo que se supone que yo sé y no sabes; de lo que se supone que yo tengo y deseases. Me lo llamas con ojos fulgurantes por una chispa que doy para que tu alma te abrase y me quedo impregnado en tu piel y en toda nueva mente a la que saltes y en todas las demás pieles que toques y en todos los corazones que ames y es porque vuelvo tu alma un fénix y al renacer se hace brillante. Pero también me lo llamas con ojos vidriosos cuando esa valentía se extingue y anhelas anhelarla de nuevo. Pero ya tienes un secreto: te han surgido peros porque descubres que ser libre en verdad, te da miedo. Aún me lo

Remos aconchados o La Lúna

Entre sales de conchas vivo que fueron antes de sal, conchas duras. Me embalsamas con corales rojiblandos  poblando mis aguas mudas para que me ampare la Lúna; y con esas arenas de brazos me acunas en tu almaternura; y como faro sin faro, ¡fareas luces como las de la Lúna! Y aunque acepto cada fotón reflejo especulado hacia mi nuca, confío en que no olvidas alumbrarte a ti las uñas que de rascar mis aguas y acunarme pueden salirte arrugas. No te acerques ni te vayas que los dos tenemos Lúna y aunque tengas más luz que sombra y yo más su cara oculta ambas son Lúna, y mueven aguas y ambos guiamos barcos, sin duda. Tú, por que aprendes deprisa. Yo, sabio que no aprende nunca. Y ambos en barcos contiguos, el mismo remo, y las mismas musas que nos inspiran a surcar las aguas y a beberlas sin beber torturas. Gracias por farear mi faro con poesía, con ternura que con amor los cristales y el agua se me jidisuelven en virutas. Imagen de flutie8211 en Pixabay  de Julio de 2019 ©Shathu Entayla