Creo que solo te he visto hoy
pero ya te he reconocido
en derramarme por tus ojos.
Te conozco de vivirte antes
con luciérnagas en la garganta.
De funambular acariciando
tu piel con vello de arrozales.
De coserme la lengua con hilo blanco
y que salga todo entre las orejas.
¡Que se partan las puertas y el tiempo!
¡Quiero desearte negra, sucia y dulce!
¡Bañarme en la esfera de un reloj parado!
¡Que se me resquebraja el pecho
y no se parte!
¡Que ver un gorrión sobre tu risa
que ver un lobo sobre tus ansias
que ver tus ojos de aguja en mi cara
o tu cabeza en mi regazo
solivianta la quebrazón de mi pecho!
¡Que no me hables! ¡Que me enajeno!
¡Que es mucha miel en iris, voz y boca!
¡Que se me convierte el pecho
en potable vaso en polvo
de cuyos detellos escapan las luciérnagas!
Te deseo. Me hago feliz pensándote.
Me siento absurdamente vivo.
No me sacia y aun me basta eso.
¡Ay cuando deseo
cómo se me entiernan y encandilan
los ojos del cuerpo!
¡Cómo haces mirar insidioso
en la codicia del afecto y de la carne!
¡En la lujuria y en el romance!
¡Quién no desearía hasta lo indeseable
si tal hace sentirse vivo a uno el deseo!
¡Que no me robe nadie la esfera
en que me baño! ¡Ni las luciérnagas!
¡Que bien voy a dormir esta noche
entre el fuego de unos labios
que aun solo son entre mis sienes!
¡Que no se mueva nadie! ¡Ni yo mismo!
¡Que no se mueva nadie! ¡Que deseo!
¡Que ahora veo en todas partes
besos! ¡Hasta ajenos! ¡Y aún los beso!
pero ya te he reconocido
en derramarme por tus ojos.
Te conozco de vivirte antes
con luciérnagas en la garganta.
De funambular acariciando
tu piel con vello de arrozales.
De coserme la lengua con hilo blanco
y que salga todo entre las orejas.
¡Que se partan las puertas y el tiempo!
¡Quiero desearte negra, sucia y dulce!
¡Bañarme en la esfera de un reloj parado!
¡Que se me resquebraja el pecho
y no se parte!
¡Que ver un gorrión sobre tu risa
que ver un lobo sobre tus ansias
que ver tus ojos de aguja en mi cara
o tu cabeza en mi regazo
solivianta la quebrazón de mi pecho!
¡Que no me hables! ¡Que me enajeno!
¡Que es mucha miel en iris, voz y boca!
¡Que se me convierte el pecho
en potable vaso en polvo
de cuyos detellos escapan las luciérnagas!
Te deseo. Me hago feliz pensándote.
Me siento absurdamente vivo.
No me sacia y aun me basta eso.
¡Ay cuando deseo
cómo se me entiernan y encandilan
los ojos del cuerpo!
¡Cómo haces mirar insidioso
en la codicia del afecto y de la carne!
¡En la lujuria y en el romance!
¡Quién no desearía hasta lo indeseable
si tal hace sentirse vivo a uno el deseo!
¡Que no me robe nadie la esfera
en que me baño! ¡Ni las luciérnagas!
¡Que bien voy a dormir esta noche
entre el fuego de unos labios
que aun solo son entre mis sienes!
¡Que no se mueva nadie! ¡Ni yo mismo!
¡Que no se mueva nadie! ¡Que deseo!
¡Que ahora veo en todas partes
besos! ¡Hasta ajenos! ¡Y aún los beso!
Foto de Quangpraha en Pixabay
poema de ©Shathu Entayla
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