Te miro
porque siento alivio al mirarte.
Siento que ya
no respiras arena.
He sentido tus músculos desmenuzarse
sobre mi pecho
y pararse el motor de tu cabeza.
He sentido tu angustia, tus relámpagos repentinos,
tus mansedumbres forzadas, tus vomitares de alma;
he visto la calma, la osadía, el hartazgo y la apatía;
lo he visto todo en tu debilidad más profunda
en tu vulnerabilidad más líquida.
Querer es dar cuenta
que la respiración de otro te recuerda
a la tuya. Y viceversa.
Imagen de andreas160578 en Pixabay |
de ©Shathu Entayla
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