Ven. Dame la mano.   A cada triunfo hay un amparo.   Y cada canción que cantamos   es nuestra ovación en el escenario   en el que quiero que me veas triunfar.     Ven. Convídame a un noche   en un teatro de la Gran Vía   a cualquier hora de cualquier día.   Donde podamos empastar la voces,   mirarnos en mil expresiones   y abrazarnos inmersos en aplausos   de cientos de corazones   que ocupan un escenario.     Aunque no haya público que nos vea   porque siempre nos separa una pared:   un cuarto muro que impide al actor ver   siempre tendremos un salón     Entre público y escenario   Sólo hay una calle entre los dos   no temas nunca, mamá   porque aunque no podremos actuar al son   entre tu y yo, está nuestro amor.     Aunque no actuaemos en el mismo rincón   siempre sabré que hay un espectador   que me ve como nadie puede hacerlo.   Como ninguna agencia y ningún productor.  
Un blog de escritura. De letras que vuelan y no saben adónde. Pero te digo de corazón que todo tiene alma aquí.