Ir al contenido principal

Esta mañana

El cielo ha estado llorando toda la noche. Ayer llegué empapado a casa tras una larga tarde de lluvia y esta mañana aún seguía llorando. Lloraba poco. La gente, de hecho, ya no usaba paraguas esta mañana. Creo que el cielo tiene vergüenza de llorar. Algo han debido hacerle. Pero probablemente nada que consuele.

Quizá el sol le amenazó con evaporar sus gotas de agua si a la mañana siguiente el cielo seguía llorando. Esta mañana el sol estaba medio dormido. Ya había amanecido, pero aún tibiamente, y el cielo de vez en cuando, dejó caer pequeños chorros de lágrimas, que se frenaban pronto. Supongo que sería por darse cuenta de que el sol ya estaba despierto, y que si seguía llorando, sería cuestión de tiempo que el sol le pillase.

El cielo ha dejado de llorar. El sol ya ha salido en todo su esplendor. El viento mece las hojas de los árboles atrapados en las macetas de asfalto de las calles. Todo parece en calma. Nadie parece estar triste ya. Se oye música de reggaeton en algunos coches que pasan.

Sin embargo, aún huele a nubes. La humedad del ambiente no ha desaparecido. ¿Será el olor los churretes del cielo o lágrimas no derramadas? O... bueno, ¿no son lo mismo?

Imagen de lisajules de Pixabay

Comentarios

Popular Posts

Un soneto de tres

Por hoy somos tres. Madre, padre e hijo. Aunque no siempre fuimos tres, pues fuimos cuatro. Luego el desahucio vivimos. Tres vivimos el vivir sin cobijo. Aquí somos tres. Madre, padre e hijo con vidas distintas que distinguimos viviéndolas. Juntos y no. Es un timo de envejecer y el tiempo, que no elijo. Y un día tres serán dos, y dos, uno. De pronto "juntos" pasará a ser "no". Y poco hay entre "juntos" y "ninguno". De un algo que estuvo y se marchó el uno que quede será el "alguno". Uno entre paredes de lo que amó. Imagen generada con Flash 2.0 (Google)  de ©Shathu Entayla

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El espacio en que fui tuyo

Así me miras como si sólo fuera tuyo. como si mi carne y cómo respiro vivieran sólo en tus dominios, como si yo pudiera salir pero fuera quedarme lo que elijo. Me miras como vestida con un traje de prodigio  que dejan vida y libertad a un lado En el que elegí que ya no elijo. Me miras como si solo fuera tuyo. Me miras como si así siempre hubiese sido. Empiezas con uñas como espadas, y me pegas y, sin querer, grito y ese grito y que lo pares pido porque no quiero gritar más pues no gritar más es quitarme ya una libertad que ahora no preciso aunque es precisamente por libertad  (aunque sin parecer verdad) por lo que grito. Me miras como si me crearas  y yo te creo y te doy las gracias. Me cuidas cuando me atrapas. Me haces temerte cuando me amas. Y esas aguas contrarias, que me hacen a mi llorar otras aguas, flaquean el báculo de tus manos y viendo que me rompes, amenazas con parar el viaje hacia el espacio más cercano al ser sin ser hacia el que estábamos andando: a un tra...