Triste y profundo
lamento de niño
que, yermo de otoño,
no puede llorar.
Tierno es el mundo
y por dentro, el niño,
del mundo envidioso,
es cierzo de sal.
Tiene una manta
atada al cuellito
y no es provechoso;
se quiere arropar.
Es lo que tiene
el dulce castigo...
El niño miedoso
necesita amar.
Triste y profundo
lamento de niño
que, yermo de otoño,
no puede llorar.
Todas las tardes
mira al infinito,
mira dadivoso
mira para dar.
¡Tan es la dicha:
compartir el sitio...!
Ese niño hermoso
y loco de atar
trama la vida
sobre ün espino.
Sabe que este solo
le sabe pinchar.
Es lo que tiene
el dulce castigo...
El niño miedoso
necesita amar.
Algún día, seguro,
dejará de pinchar.
Algún día, seguro,
y amará. Amará,
Algún día el espino
el miedo atará.
¡En espada se ierga
y la pueda usar!
Triste y profundo
aún está el niño,
y aún, yermo de otoño,
prodrá bien amar.
lamento de niño
que, yermo de otoño,
no puede llorar.
Tierno es el mundo
y por dentro, el niño,
del mundo envidioso,
es cierzo de sal.
Tiene una manta
atada al cuellito
y no es provechoso;
se quiere arropar.
Es lo que tiene
el dulce castigo...
El niño miedoso
necesita amar.
Triste y profundo
lamento de niño
que, yermo de otoño,
no puede llorar.
Todas las tardes
mira al infinito,
mira dadivoso
mira para dar.
¡Tan es la dicha:
compartir el sitio...!
Ese niño hermoso
y loco de atar
trama la vida
sobre ün espino.
Sabe que este solo
le sabe pinchar.
Es lo que tiene
el dulce castigo...
El niño miedoso
necesita amar.
Algún día, seguro,
dejará de pinchar.
Algún día, seguro,
y amará. Amará,
Algún día el espino
el miedo atará.
¡En espada se ierga
y la pueda usar!
Triste y profundo
aún está el niño,
y aún, yermo de otoño,
prodrá bien amar.
Imagen de maja2missy en Pixabay |
Comentarios
Publicar un comentario