Ir al contenido principal

La Bienvenida

El oscuro pasadizo de aquella casa, invadida de lápidas emanaba un ambiente psicodélico y aterrador. Se disparaba la adrenalina. Esperabas pacientemente a cualquier cosa que apareciese; te ponías nervioso por el simple hecho de oír crujir un listón de madera que tú mismo pisabas. Veías caras fantasmales por todas las paredes de la mansión. En tu afán de tranquilizarte, cualquier ruido interrumpía el silencio emocional que intentabas  hacer con ese objetivo. Tu soledad y oscuridad agorafóbicas te invadían.


Aislado y perdido en el crepúsculo de una tarde de invierno, acariciado por la nieve y acogido por tu anorak, te dirigías a una carretera. Tenía el asfalto nuevo. Se veía incluso en la oscuridad puesto que podías ver residuos de alquitrán marchitando las espigas que crecían al lado de los arcenes. ¡Qué ingenuo eras! ¿Creías que había gente cerca?

Seguro que viste un camino y te adentraste en él. Tu ingenuidad, tu seguridad, tu perdición y la poca luz que se vislumbraba en el ocaso, te la jugaron amigo mío.

¿Cómo te sentiste al ver que al terminar el sendero: al llegar a mi casa, el camino se había borrado? ¿Cómo te sentiste cuando el miedo al ver a un criado esquelético, literalmente te sobrecogió? ¡Creo que no me había reído así nunca! ¡No pudiste ni huir! También era normal, pues no tenías por dónde volver.

Al atravesar aquel oscuro pasadizo fantasmagórico, que era realmente un cementerio, llegaste a mi lápida al final del camino. ¿Cómo te sentiste cuando mis espíritus se abalanzaron sobre ti haciéndote ser uno más de ellos? Realmente no lo sé, hace unos cuantos siglos que perdí mi vida y mis sentimientos, ¡y hace dos minutos que estás muerto!




Comentarios

Publicar un comentario

Popular Posts

Para la gente a la que beses

Hay gente  que necesitas besar  muchas veces  porque el fin de un beso es  siempre  el principio de otro  que aún no ha venido. Hay gente que necesitas besar  muchas veces porque cada beso es siempre como estar en casa y ser querido. Hay gente que la besas y no vuelve (pocas veces). Pero dentro de ti es siempre un recuerdo vívido de haber vivido. Hay gente que la besas y no vuelve muchas veces y duele ver, porque es siempre ver al otro yendo a otros caminos. Hay gente  que la besas, te arrepientes y así siempre, muchas, o una sola vez. Siempre, y aunque no después, besar se quiso. Hay gente que la besas y no vuelve para siempre porque el mismo tiempo es siempre quien os ha llevado  hacia el olvido. Hay gente  que la besas y sí vuelve muchas veces, y despierta algo que es siempre algo que aun dormido era cariño. Hay gente que no besas y sí vuelve muchas veces, y se queda porque es siempre amor, aun siendo otro que el del inicio. Hay gente que la besas y sí vuelve. Pero, a veces. Y lo in

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

Un abrazo

Alquitranes húmedos besan mis sketchers ya pasadas dadas de sí por miles de pasos. Unos andados, otros bailados. Otros que buscan algo. A veces, en estas noches como un pecíolo de hoja que, en otoño se resquebraja en silencio mucho antes de caer, mi ánimo, también se resquebraja. De mis ojos salen lágrimas  que son de aire porque la humedad la tienen el alquitrán y mis pasos y mi sudor y mis pasos. Y por la soledad de dentro de mis ojos no sale nadie. Muchísimas noches abrazaría el aire me devolvería el abrazo más amable el más tierno, el más gentil, y el más suave Pero es que de todo eso es demasiado el aire y se desharía entre mis manos de carne. Necesito un abrazo que sea tierno y terso y firme y sinuoso. Justo como el dibujo del resquebrajo de ese pecíolo qué está en mi ánimo. Un abrazo  que dibujara el resquebrajo pero en sentido contrario: que acabara de romper o reparase esa hoja. Un abrazo. Que me impidiera llorar o precipitara el llanto. O quizá a encontrarme o romperme con ot