El oscuro pasadizo de aquella casa, invadida de lápidas
emanaba un ambiente psicodélico y aterrador. Se disparaba la adrenalina.
Esperabas pacientemente a cualquier cosa que apareciese; te ponías nervioso por
el simple hecho de oír crujir un listón de madera que tú mismo pisabas. Veías
caras fantasmales por todas las paredes de la mansión. En tu afán de
tranquilizarte, cualquier ruido interrumpía el silencio emocional que
intentabas hacer con ese objetivo. Tu
soledad y oscuridad agorafóbicas te invadían.
Aislado y perdido en el crepúsculo de una tarde de invierno,
acariciado por la nieve y acogido por tu anorak, te dirigías a una carretera.
Tenía el asfalto nuevo. Se veía incluso en la oscuridad puesto que podías ver
residuos de alquitrán marchitando las espigas que crecían al lado de los
arcenes. ¡Qué ingenuo eras! ¿Creías que había gente cerca?
Seguro que viste un camino y te adentraste en él. Tu
ingenuidad, tu seguridad, tu perdición y la poca luz que se vislumbraba en el
ocaso, te la jugaron amigo mío.
¿Cómo te sentiste al ver que al terminar el sendero: al
llegar a mi casa, el camino se había borrado? ¿Cómo te sentiste cuando el miedo
al ver a un criado esquelético, literalmente te sobrecogió? ¡Creo que no me
había reído así nunca! ¡No pudiste ni huir! También era normal, pues no tenías
por dónde volver.
Al atravesar aquel oscuro pasadizo fantasmagórico, que era
realmente un cementerio, llegaste a mi lápida al final del camino. ¿Cómo te
sentiste cuando mis espíritus se abalanzaron sobre ti haciéndote ser uno más de
ellos? Realmente no lo sé, hace unos cuantos siglos que perdí mi vida y mis
sentimientos, ¡y hace dos minutos que estás muerto!
Oohhhggggg!! Me encanta!
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