"La mayoría de las cosas no son tan importantes"
Porque cuando lo son
acaban.
Por no ser suficientes.
Por, en ausencia del absoluto bien,
ser el absoluto mal.
Por miedo.
¿El miedo a qué?
Contestar a esa pregunta
haría innecesario este poema.
La paradoja es que el miedo del que hablo
es pura forma.
Sólo acecha
e impide la paz.
Sólo provoca la guerra
no inicia la guerra.
Hacer daño, que me lo hagan.
Necesitar ser libre de algo que no me atea.
Necesitar echar el polvo de mi vida.
Necesitar que me abracen,
y que no me abracen,
y que me dejen dejar,
y que no me dejen,
y que se vaya esta contradicción
que duele,
que solo resquebraja o rompe
mi tan ansiada paz;
que distorsiona mi mundo
y lo vuelve todo hostil;
que me hace no ser yo,
y no poder salir de mí,
Morir por dentro poco a poco
y matar a quien, por desastre,
pase por aquí.
Ganas de arrancarme la tráquea
por sentir un dolor en ella tan intenso
que si no pudiera llorarlo moriría
anegado en la negrura de mi espíritu.
Lo negro irrastreable
incorregible.
Como droga que aleatoriza
pero generada en mi organismo
cuyo "globo" puede durar horas
o días
y no responde ni corresponde
a lo real
y que también es un espejismo
aunque del mal.
En esta ansiedad me abraso
dolorosamente.
En la realidad, me sereno
y nada es tan importante,
y todo tiene grises,
y todo es coherente consigo mismo.
Esta negrura negra, no.
Esta negrura negra, como dios,
hace y deshace a voluntad,
a su placer, y a mi pesar.
Esta negrura negra me acecha
me entristece, me hace llorar
y me hace sentir solo y atrapado.
Solo, en mi soledad.
Pero sé que lo importante es claro
e importa. Nada más.
Y quien tiene esta bilis, sueña
lo que siente, hasta escapar.
¿Y qué es sino este poema
sino un intento de poder volar?
Imagen de autorx desconocidx de PxHere |
NOTA: escrito en Londres de 2022, durante una despersonalización.
de ©Shathu Entayla
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