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Antes de nada

¿Dónde me dueles?
Te busco en mí y no te encuentro
pero estás
como una droga;
estás cuando estás y cuando no
y no lo entiendo.

A penas te conozco
a penas siquiera te he visto
a penas me gustas
a penas me intrigas
pero algo me arrastra a ti
al dolor de descubrirte
a la fricción
al desgarro
al peligro.

A un lado 
la esperanza en el afecto.
la esperanza en conectarse
y hacerlo a corazón abierto.
Y a otro el miedo
a la distancia prematura
y que sea el destino quien decida
que ahora no era buen momento.

Es verdad. A veces
hay que esperar.
Y el tiempo junta a las personas
en el lugar correcto.
Pero sólo creo en la voluntad.
Y no me alivia un futuro que aún no siento
y que no sé si llegará a hacerlo.

La ansiedad de perder algo
que aún no tengo.
El miedo a perder
irracionalmente
la esperanza
y que sólo haya miedo dentro,
que conectarse sea imposible

Conectarse,
eso que me ata al mundo:
roto en cientos.

La soledad que provocan 
los lazos que nunca se hicieron
duele más.
Los ya hechos se arreglan.
Los que no se quieren, se sueltan.
Pero los que no llegan a hacerse
son como el olvido:
irreparable.

Hay gente a la que ya
he visto por última vez.
Y no sé a quién.
Y me aterra. Y lo siento.
Y a lo mejor no te quiero.
Ni quiero quererte.
Pero ambos vamos a morir
sin saberlo.
Sin haber vuelto a vernos.
Lo siento. De veras, lo siento.

Y tú, persona a quién no conozco,
¿será
esa
la última vez que vayamos a vernos?
Si es así, para ti,
literalmente, no estoy vivo.
Porque si la muerte es el olvido,
el no poder ni olvidarse
no es siquiera haber nacido.
Y ni estar muerto ni no nato quiero.
Porque no me sienta bien no estar vivo.
Y queriendo quererte, menos.

El destino,
ataviado en nuestra voluntad,
la vida o no-vida, proveerá.
Pero sin tener vida no se vive.
Y ahora me hace estar contigo
mirarte, reconocerte, hablar 
(por primera o última vez)
de lo que sea
de lo que queremos hacer que nunca haremos
de lo que haremos que nunca quisimos
de nosotros y de otros
del pasado y del olvido
tomar café o lo que te guste
(que no lo sé) 
dedicarnos tiempo
es decir
darlo por perdido.


Imagen de Jackson David en Pixabay

 de ©Shathu Entayla

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