Entre Sorora y el miedo
distopía posfeminista
Dramatis personae:
ADUANERA de Sorora
TRANSEXUAL
HOMBRE 1
HOMBRE 2
ENCAPUCHADE
HOMBRE BESADO
HOMBRE BESADO
Coro de las personas en la COLA
Voz del MEGÁFONO
CUADRO ÚNICO
Entrada en el país de Sorora. Varias colas en la aduana cercana a una zona residencial de fuera de Sorara. En una de las colas una ADUANERA que se
parece mucho a Andrea Dworkin. Llega une persone TRANSEXUAL. En la zona residencial cercana a la aduana, maleantes e inocentes urden sus planes. Algunos ponen tenderetes con comida asada y la venden a los que tienen esperanza de entrar en Sorora. Otros trafican con drogas. A veces se oyen gritos desde los edificios.
ADUANERA. – Papeles.
TRANSEXUAL. – (los da)
ADUANERA. – Mujer transexual. Menos mal que me lo ha dicho,
porque si no, no te hubiese reconocido. Perdona el misgendering. Vale… Lesbiana. Sin violaciones. Vale. Tienes algún
privilegio, pero es aceptable. Sin mucho dinero. Pasa. Aun así, es mi deber
recordarte que nuestro propósito no es discriminar a los hombres sino la
igualdad.
TRANSEXUAL. – Lo sabemos.
Abre la puerta de la aduana y pasa. Se acerca HOMBRE 1 seguido de
una escolta – viste traje.
HOMBRE 1. – (da los
papeles)
ADUANERA. – Hombre blanco. Heterosexual. Y capitalista. Pero
bueno, sin violaciones y… parece que ha tenido buena relación con las mujeres
en general. Tienes buena puntuación. Dentro de lo que cabe, claro. Bueno, he de
informarle de que, por su condición, tiene usted aun así un alto riesgo de ser
un violador, por lo que no podemos admitirle. Es mi deber recordarle que
nuestro propósito no es discriminar a los hombres sino la igualdad.
HOMBRE 1. – Lo entiendo. No me ofende. Hay que proteger a
las mujeres.
ADUANERA. – Me alegro de que lo entienda. Es un alivio saber
que hay aliados feministas al otro lado del muro.
HOMBRE 1. – Gracias. Es un placer.
Se va. Seguido de su escolta. Se acerca
alguien ENCAPUCHADE.
ADUANERA. – Papeles.
ENCAPUCHADE. – No tengo.
ADUANERA. – Sin papeles no puedo admitirle.
ENCAPUCHADE. – Me acaban de violar.
ADUANERA. – (Visiblemente
preocupada.) ¿Cómo?
ENCAPUCHADE. – (Llorando
pero lento. Como recordando.) Me siento horrible. Como si mi cuerpo no
fuese mío. Me siento muy culpable. Necesito ayuda.
ADUANERA. – Vale. Es una emergencia. Pasa.
HOMBRE 2. – (desde un tenderete de comida asada.) ¡Es un hombre! Por eso no tiene papeles.
ENCAPUCHADE. – (aun
llorando.) ¡Cállate!
HOMBRE 2. – ¡Marica!
ADUANERA. – (le quita
la capucha.)
HOMBRE VIOLADO. – (llorando,
bajando la voz.) ¿Y qué más da, joder?
ADUANERA. – No podemos admitirle.
HOMBRE 2. – ¡Marica!
HOMBRE VIOLADO. – ¿Ve? No soy un hombre. Los maricas, según
ellos, no son hombres. Yo no soy gay, pero lloro, así que no soy un hombre.
¿Puedo pasar?
ADUANERA. – ¿Tiene pene?
HOMBRE VIOLADO. – Sí.
ADUANERA. – Entonces no puede pasar. Menos sin papeles.
HOMBRE VIOLADO. – Acaban de violarme. Por favor, por favor…
ADUANERA. – En Sorora sólo pueden entrar no-hombres.
HOMBRE VIOLADO. – Soy no binarie.
ADUANERA. – Demuéstrelo.
HOMBRE VIOLADO. – No puedo.
ADUANERA. – Entonces no puede pasar.
HOMBRE VIOLADO. – Antes he visto pasar a un hombre que decía
ser mujer transexual y no lo era.
ADUANERA. – Estaba operada.
HOMBRE VIOLADO. – ¿Y qué? A este lado del muro, todos lo
hacemos si tenemos dinero.
ADUANERA. – Lo lamento, no puede pasar. Es mi deber
recordarle que nuestro propósito no es discriminar a los hombres sino…
HOMBRE VIOLADO. – Nos están matando. ¡Nos están matando!
ADUANERA. – Lo sabemos. Por eso se creó Sorora. Para
proteger a las mujeres. No podemos proteger a todo el mundo al mismo tiempo.
HOMBRE VIOLADO. – ¿Y por qué hay mujeres fuera de Sorora?
ADUANERA. – Porque incumplen las normas de convivencia. No
tengo tiempo para discutir con usted.
HOMBRE VIOLADO.– Al principio de esta conversación, me
tuteabas.
Suena una sirena de policía. Se oyen tiros
dentro de Sorora.
MEGÁFONO. – Machista abatido a las puertas de Sorora. Se le
ha encontrado violando a una mujer transexual.
Sale la foto del hombre abatido en la
pantalla gigante.
HOMBRE VIOLADO. – ¡Es ese! ¡Ese es el transexual de antes!
¡Lo ve! ¡Se te cuelan hombres!
ADUANERA. – (flipando.)
No puede ser…
HOMBRE 2. – Déjala en paz, Marica. No te va a dejar pasar.
Ven con nosotros, que te vamos a dar (con
mucha sorna.) mucho cariño. (a la ADUANERA)
Y tú, moza, te puedes apuntar también si quieres.
HOMBRE VIOLADO. – Déjeme pasar. ¡Por favor!
ADUANERA. – No puedo… Yo…
HOMBRE VIOLADO. – ¡Me acaban de violar! ¡Tengo moratones por
todo el cuerpo! Por favor, déjenme pasar. Necesito un espacio seguro. Por
favor. Por favor…
ADUANERA. – Lo siento. No puedo. Igualmente sigue usted
teniendo privilegios como hombre. Está usted en una zona en la que todos tienen
privilegios.
HOMBRE VIOLADO. – ¡Que tenemos privilegios! ¡Y una mierda!
ADUANERA. – No me hable así. Me está agrediendo.
HOMBRE VIOLADO. – ¡Y tú matándome!
Silencio.
HOMBRE VIOLADO. – ¿No se da cuenta de que la gente se está
quitando privilegios para poder pasar? ¿Sabe usted lo fácil que es quitarse
privilegios? Puedes grabarte follando con un tío y ponerlo como prueba para
decir que eres gay, pagar por una operación de cambio de sexo en el mercado
negro… Hay gente que se amputa el pene para poder responder que no cuando
preguntáis sobre su género. He visto hasta a mujeres inyectarse melanina para
cambiarse el color de la piel. Y aun así hay gente que no pasa de la zona diez
porque no tiene forma de justificar que no es hombre heterosexual.
ADUANERA. – Es una medida para que no maten a las mujeres, caballero,
y no se las viole. Y ha sido efectiva.
COLA. – (quejándose de
que están todo el rato hablando.)
HOMBRE VIOLADO. – Pero, ¿y por qué no quitan solo a los
violadores, y nos permiten entrar? ¡Ahora nos violan y nos matan a nosotros!
COLA. – (sigue.)
Cállate. / No va a conseguir nada, pobrecillo. / Tiene toda la razón. / A mí me
da igual, yo soy transexual.
ADUANERA. – (Muy
calmada, casi dulce. Pragmática.) Lo siento, esto no puede seguir así. Hay
muchas mujeres todavía que están en las calles. ¡Policía, por favor!
Salen entra un cuerpo de policía de la aduana. Mujeres, todas más altas
que HOMBRE VIOLADO.
HOMBRE VIOLADO. – (besa
al hombre que tiene justo detrás de él). ¡Soy gay! ¡Mírenme, soy gay!
ADUANERA. – ¿Puede probarlo?
HOMBRE VIOLADO. – ¿Qué? Acabo de besar a un hombre.
ADUANERA. – Los besos no son prueba de atracción sexual.
HOMBRE BESADO. – (Yéndose,
espantado). ¡Me ha robado un beso el muy marica!
HOMBRE VIOLADO saca un cuchillo. La gente se aleja. La policía acelera.
HOMBRE VIOLADO se baja los pantalones. Todos paran en seco.
HOMBRE VIOLADO. – ¡Alto! ¡Que no me toque nadie, o me
cortaré el pene! ¿Me habéis oído? ¡Me cortaré el pene delante de todos! ¡Me
cortaré los brazos! ¡Me cortaré la cara y el pelo si hace falta! Renunciaré a
cualquier cosa que me identifique con un hombre, pero no voy a quedarme aquí. No
soy un hombre. Si ser un hombre significa ser como esos hijos de puta, ¡no soy
un hombre! No sé que soy, pero un hombre no. Y por ello, tengo que pasar. Me
merezco pasar. ¡Dejadme pasar!
Una de las policías dispara. Falla. HOMBRE VIOLADO se cuela por la
ventanilla amenazando a la ADUANERA con el cuchillo. Suena un tiro. HOMBRE
VIOLADO cae abatido. Silencio.
POLICÍA. – (a la
ADUANERA). ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño?
ADUANERA. – No… No me ha hecho nada, pero… No estoy bien. Me
duele la cabeza.
POLICÍA. – Eso es por el estrés, Ven conmigo, tómate un
descanso. Cerramos tu ventanilla y vuelves cuando puedas.
Se van. La gente de fuera de Sorora protesta.
MEGÁFONO. – (Silencio en
la multitud mientras habla.) Les informamos de que se ha disuelto el altercado
en la ventanilla A69. En unos minutos les informaremos sobre dónde tienen que
ir para pasar la aduana. Disculpen las molestias. Es nuestro deber recordarles
que nuestro propósito no es discriminar a los hombres sino la igualdad.
HOMBRE 2. – (Fumándose
un cigarro.) Si ya lo decía yo, es un marica. La gente ha olvidado lo que
es ser un hombre. ¿A que sí, cariño?
Aparece una MUJER. Está buenísima, pero
tapada completamente. Apenas se le ve la cara.
MUJER. – Y que lo digas. Tampoco saben lo que es una mujer.
HOMBRE 2. – Oye, has planchado ya mi ropa, ¿no?
MUJER. – Claro, cariño. (Pausa.
Le besa.) Me queda una prenda solo.
El hombre le da un bofetón.
HOMBRE 2. – ¡Inútil, más que inútil! Me comes mal la polla y
ni siquiera me planchas las camisas. Mujer tenías que ser. Algún día te acabaré
matando., ya verás. (MUJER se va,
llorando). Míralas, (tira el cigarro
al suelo.) si necesitan un país para ellas solas. (Lo pisa.) Si por algo les llaman el sexo débil.
de ©Shathu Entayla
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