Lo peor del
rechazo,
de que no me
mires con mis ojos
no es tu
rechazo, no.
Es el miedo
a dejar de existir.
El vértigo
repentino
a vivir cada
segundo.
Sentir los
brazos amorales
del destino.
Una mirada
ciega que lo ve todo
frente a tu
sana y parcial mirada.
Y aun siendo
parcial y concreta
sentirme
anulado ante tus ojos
que
destruyen mis ideales,
que me
obliga a ver los grises.
Ideales que
desde que te miro así
me
constituyen.
Ideales que
soy
y que al
destruirlos
me destruyes.
Las miradas
cambian con los ideales
pero no en
un instante
y en este
instante en que te miro
no me da
tiempo a enamorar tu mirada
y no puedo
evitar enamorarme.
Mañana será
otra mirada.
Pero hoy no
es mañana.
Por eso
escribo
porque si mi
vida fuese este instante
moriría;
porque si
decidiera no inocularme
la vida
en forma de
arrebato de poesía
y no matar a
mi mirada
moriría.
No escribo
porque esté enamorado.
No.
No escribo a
quien me enamora.
No.
Estoy
matando mi mirada
con este
poema.
Estoy
matando al ideal de ti
para verte a
ti.
Te estoy
matando
para
sobrevivir.
Aunque
francamente…
Nunca puedo
evitar saborear
esta mirada
que en todo
ve belleza.
Incluso en el
dolor y en la muerte.
Qué vivo se
siente uno cerca de la muerte.
Autor/a desconocido/a |
de ©Shathu Entayla
Comentarios
Publicar un comentario