Ir al contenido principal

Juguemos a la paz (una disculpa)

Tengo la necesidad
de decirte que te quiero.
Que me agobias y te quiero
a pesar de la ansiedad.
Es culpa lo que ahora siento
por decirte sin quererlo
"no quiero" cuando sé que
te quiero si no te quiero.

El miedo es obligación,
y verdugo de mi amor
cuando, en momentos, contigo
sobrevivir sí quiero, mas
entre "contigo" y "vivir",
lanzando el "contigo" al fuego,
egoísta pero cobarde,
sobreviviendo, prefiero
vivir sin amor. Consuelo
no me da ese pensamiento.

Pues para mí no es consuelo
que como precio a la paz
tenga que pagar -pues es
según Ansiedad, menester-
todo aquello que yo quiero.
Y aunque tú no seas todo
lo que quiero -y me consta
que no lo esperas de mí-
yo, a veces, contra mí,
yo mismo, a veces, lo espero:
algo que no puedo dar
y recibir yo no quiero;
amor incondicional.

Ni de tí, ni de mí hacia
ningún de los dos lo espero.
Pues, si no hay reglas del juego,
ni a ganar, ni a peder, ni tú
ni yo, jugarlo podemos.
Un amor que, a condición
juguemos los dos, prefiero,
que uno que materna condena
parezca con el tiempo.

Que el amor si es finito,
es como ambos humano,
es como ambos también libre
y en libertad (aunque existe
siempre riesgo de perderla)
amor, voluntad que duele
es, pero es de merecerla.

Pues si amor finito tiene
infinita voluntad,
sin fin deviene el amor,
y al no ser condicional,
si es algo, es castigo propio,
mas nunca es condena a mal.
Y si la voluntad con
ilusión es adornada
el amor, no solamente
largo, mas brillo será.

Pleno estoy de afectos que,
sinceros, aman, se dejan
amar sin filtros ni ruegos.
El único filtro que tengo
-¡por perderlo!- es el miedo,
aunque él también juegue el juego.

Espero que poema, empero,
sirva de ruego, alivio,
de esperanza y perdón,
consuelo de este (otro) miedo.
Y que para otros mal vientos
sirva de agridulce pero
de respirado recuerdo.

Imagen de jrperes en Pixabay

Comentarios

Popular Posts

Amores singulares, en plural

Y mirarte a los ojos y morirme de hambre por querer abrazarte por bailar en tus lirios. Porque yo codicio  almas con la piel y no es lo mismo que codiciar solo las pieles. Porque quiero el calor que dan y no la sangre que tienen. Porque un alma sin viajar  a ninguna piel pertenece. Yo pertenezco a quien me quiere. Y viajo de mí para tí. Quiero anidarme en tí  como el rocío a la tierra como el calor a la piedra como un romance en abril Quiero enternecerme en soñar tu cobijo. Quiero enternecerme en ti y eso elijo. Quiero que seas ese lugar donde perderme y bailar sin pasadizos. No sé quién serás, y no importa. Si me amares, es lo mismo. Pero luego te miraré reflejando tu amor porque, aunque para ser amado todo cariño es prolijo, tu color para amarme cambiará los ojos con que te elijo. Ven a besarme y a abrazarme y viajaré rápido al suicidio. Porque matarme por elegir amor no es más que vivirme en otro sitio. Ámame, que eso quiero. Que cuando falta, de amor, alivio todo los ...

El resquebrajo

Y de pronto el resquebrajo que ya sentía sólo sirve para acabar de romperme, y los pedazos de mí se clavan en mi capacidad de dormir, de sonreír y de querer la vida. Yo, que siempre fui la Antígona que va a morir por lo que le importa pero que se desnuda para sentir el aire frío y sentir que está viva. Yo, la Antígona, que muere cuando su hermano muere por segunda vez, está vez en el destierro de su cadáver. Yo, como ella, muero. La vitalidad de Antígona se va en su muerte. Su muerte es su muerte. Pero mi muerte es la vida.  El resquebrajo es como un desprendimiento: había indicios, pequeñas señales que el monte iba a caerse, pero de repente se cae, y parece que nunca hubo aviso. O que daba igual que lo fuera, porque era inevitable. Parece un capricho de Dios. Parece que no había nubes de tormenta. Pero, de repente, todo es barro, todo es polvo. Todo es hiel. El resquebrajo ya no es tal. Ya estoy roto. Como están rotas las conchas de mar llevadas por el agua. Como el mimbre cuando ...

Tener libido es de aliens

Leo una novela erótica. Me enternece la complicidad. Se ponen a follar. Me pongo nervioso. No cachondo, no. Nervioso como el gerbo que huye. Leo el polvo como leo un epitafio y me fuerzo a acabar el capítulo. (Aunque los nervios no querían). Una, tiene un orgasmo: vital y místico. Otro, no se corre pero: vital y místico. Se despiden. Se besan . Me enternece la complicidad. Acaba el capítulo. Cierro el libro. ... Me entran ganas de llorar. Acabo de leer sobre aliens. Los aliens no son de mi especie. Funcionan distinto. ... Me entran ganas de llorar. porque yo antes era un alien. Siento que nunca he follado. La parte de mi que folla se ha roto. Siento que nunca he querido hacerlo cuando siempre tuve luciérnagas en los ojos con los que miro todo. Algo de mi alma se ha roto. Y estaba en mi cuerpo. Y, dentro de mi cuerpo, en mis ojos. Algo de mi alma se ha roto. Algo vital y místico, como en ese polvo, que ahora es polvo de mis ojos. de ©Shathu Entayla