Ir al contenido principal

El Péndulo II: Inversión - Una Historia entre Observadores

El péndulo se sigue moviendo. Es el ritmo base para todos los habitantes del planeta. Pero nadie lo sigue por completo, incluso hay gente que no lo sigue.

Los que no lo siguen, son los "Observadores". Los que pasan de ese péndulo y siguen su propio camino, los que intentan asemejarse al péndulo por seguir una simple y absurda norma social, sin conseguirlo, o los que siguen ese péndulo para entender porqué ese péndulo se mueve así. El problema, es que la comunicación se hace difícil si el observador está parado, y el péndulo en movimiento.

Hay muchos inconvenientes de ser "péndulo". Todos tienen los mismos problemas, todos se solucionan igual. Los problemas crean una sombra extraña en la manivela del péndulo, que pierde el ritmo hasta que el problema se supera y vuelve a la normalidad

Los observadores lo tienen más complicado. Si tienen un problema puede haber varias opciones... Se hunden en su miseria, sus sombras le siguen a él y no al péndulo o se las quitan todas de un empujón aunque les cueste -esas son las personas más fuertes-.

Aunque parezca increíble, la paradoja siempre se resuelve entre el observador y el péndulo. El simple hecho de estar con personas que lo tienen, hace que tú al final lo acabes teniendo, incompleto, pero lo tengas. ¿Si antes no tenías péndulo estabas solo? Sí, así de simple.

Pero el tener péndulo, tiene un precio... más bien un sacrificio. Los observadores atentos a pequeños detalles, y distraídos ante los grandes -al contrario que a los que tienen péndulo- dejan de observar los pequeños detalles, pero no observan los grandes: el péndulo te ha sentado mal.

De repente, se produce una inversión espantosa. Por un lado, puedes convivir mediocremente con la gente que tiene péndulo, pero también es mediocre el cómo convives con los que no lo tienen. 

Lo peor, es conocer a una persona con péndulo y observadora, cosa rara -eso es cuando una persona de las fuertes que mencionaba antes, se hace con un péndulo. Cómo es fuerte, no pierde nada- cuando tú no tenías péndulo, y que vea que lo vas teniendo, es decir, que te vas perdiendo a ti mismo... 

La capacidad de observación del "ex-observador" se centra en sí mismo, pretendiendo ser al contrario, pero sólo con esa persona. No la fallas, pero tu presencia pierde importancia, porque tus palabras se han vuelto inútiles o te han traicionado y no quieren salir. No sirves ya para dar consejos o para animar, que era lo único que tenías. 

Por fuera sigue siendo lo mismo, pero por dentro, "la Persona Fuerte" te omite en su mente, y el "ex-observador" siente que la defrauda...

Lo más increíble de todo, es que el "ex-observador" sólo ha perdido esta habilidad con estas personas. Con el resto, es incluso mejor que antes.

La persona a la que más se defrauda, es a la que es igual que tú.

"¿Por qué cuando mejoras una cosa, se invierte otra? ¿Por qué la que se invierte, tiene que ser cercana a la más importante en tu vida? ¿Por qué me siento solo, rodeado de gente? ¿Por qué te fallo? ¿Por qué nadie me escucha...? ¿Por qué...?"

Porque tienes un péndulo de adorno y sigues igual que siempre, pero sin tí mismo.

Comentarios

Popular Posts

Cacatúa (poema-calambur)

¡Caca tuya, cacatúa…! Cacareas cacas, rea… ¡Cacatúa! ¡Cacarea! Carámbanos vanos, cacatúa, es lo que sale de tu cacareo. Rea de cacas tuyas eres, cacatúa. Rea de tus deseos. Sueñas cacatúa, cacas tuyas. ¡Cacarea! ¡Rea! ¡Cacarea tus deseos! ¡Carámbanos de sueños ¡Vanos anhelos! Cacas tuyas, cacatúa son tus cacareos ¡Cacatúa! ¡Caca túa! ¡Túa! ¡Caca rea son tus sueños! Imagen libre de Wikipedia Sátira poética a la vanidad de

La bandera

Cada vez que te abrazo, muchas cosas me pasan. Siempre mis manos a tus largos bosques se lanzan y cuando te acarician se enganchan en sus ramas. Bajo esas largas ramas siempre encuentran tu espalda. Planean en los surcos de tu piel, como emplumadas como sin peso, y aterrizan en tu piel de nácar. Y pecho y pecho. Mejilla y mejilla. Juntadas, tras del aterrizaje, como visagras. Como si en pulso y rubor se juntara el alma. y que los pulsos y rubores se contagiaran. El contagio, en un desliz voluntario, atrapa de improviso los pares de labios que, aunque escapan de la atadura del pulso y rubor, no se marchan. Y en un vaivén, los labios atados, se desatan y el aire vuela, vuela y vuela entre las visagras. Pero aunque vuela, cambia y baila, luego se apaga y solamente el silencio suena, labios en calma. Y al abrir los ojos, y reenfocar la mirada veo tu cara, el rostro precioso al que besaba. Ese rostro. Un rostro que es una bandera izada sobre el mástil de un cuerpo de una belleza franca. Un

Compañero de Cama

No estoy seguro de quién me mira. No estoy seguro de quién me cura. Miro al aire y nadie mira. Miro al cielo y no me ayuda. El cielo es mi espanto en la penumbra pero mi salvador cuando es de día aunque es vano el sol que me deslumbra. Cuando cae la noche y el miedo alumbra me hago una pregunta que nunca diría: Si estoy tan solo y mi miedo me oculta, ¿Quién cuida y duerme con la luna? A lo mejor ella también se lo pregunta...