En el eco
promiscuo de las calles de Madrid;
entre la
gran acústica de las paredes de Lavapiés
que antes
del alba altavocean todo susurro;
entre ese
eco artístico
que sabe
medir bien sus texturas
sus
silencios
sus voces
estoy yo.
Y triste
contemplo la vida.
Y ella
siempre me responde dulce por las noches.
Pero me
entran ganas de llorar…
Cuando me
arropas,
vida.
Y tú sólo
sabes consolarme con ese eco.
Una
atmósfera color azul mostaza.
Un empedrado
de taconazos de agujas.
La cola de
sirena de una ambulancia.
Un aire que
orea vítores lejanos.
A veces, con
eso, lloro.
Pero, vida…
Vida mía.
Tú que me
das este regalo que despierta el alma.
Tú
también
me pusiste
triste.
Sé
consecuente con tus decisiones
al igual que
yo
lo soy
de vivirte
cada segundo.
Deja que
esté triste y solo.
No me hagas
llorar con la belleza, por favor.
Estoy bien
perdido en el tiempo,
en esta
escalera de piedra.
Por favor,
no me hagas...
No...
Por favor,
mi vida
no me hagas
llorar más.
No puedo
estar así toda la noche
ni todo el
día
ni toda la
vida.
Déjame…
Llévate tus
bellos ecos…
Sino, deja
que los llore.
O calla para
siempre.
De Nacho Callejeando Madrid |
de ©Shathu Entayla
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